lunes, 12 de mayo de 2014

Glucagón e hipoglucemiantes orales

Glucagón.

El glucagón es una hormona que producen en el páncreas las células alfa. Como fármaco de prescripción, se inyecta para tratar la hipoglucemia en personas inconscientes o semiconscientes, o en personas que no pueden o no quieren ingerir alimentos o líquidos por la boca. Una vez inyectado, hace que la glucosa del hígado penetre en sangre, lo cual eleva la glucemia. Se recomienda que, para casos de emergencia, disponga de existencias de glucagón en casa, en el automóvil y en el trabajo.

glucagón

Hipoglucemiantes orales.

La mayoría de las personas aquejadas de diabetes de tipo 11 toman píldoras para la diabetes en alguna fase de la enfermedad. Los hipoglucemiantes orales se utilizan además del ejercicio y de un plan de alim entación sano, y no en su lugar. Algunos médicos aconsejan antidiabéticos si sus pacientes, a pesar del esfuerzo que realizan para perder peso, hacer ejercicio de forma regular y seguir un plan de alimentación saludable, no pueden conseguir mantener un control adecuado de la glucemia.

También son recomendados con preferencia a la insulina a personas obesas con diabetes de tipo II, ya que los individuos con sobrepeso habitualmente precisan de grandes dosis de insulina, y ésta puede propiciar el aumento de peso incluso más que algunas hipoglucemiantes orales. Por otra parte, los hipoglucemiantes orales resultan más fáciles de tomar que la insulina, y provocan menos reacciones hipoglucémicas.

Otros médicos, como el doctor John McDougall, director médico del St. Helena Hospital, en Deer Park (California), consideran que los antidiabéticos deberían evitarse por sus efectos secundarios. El uso habitual de hipoglucemiantes orales, por ejemplo, incrementa en 2,5 veces el riesgo de muerte por trastornos cardíacos con respecto a los diabéticos que controlan su enfermedad solamente por mediación de una dieta. Asimismo, los hipoglucemiantes orales favorecen la obesidad, al provocar que un exceso de calorías se deposite en las células grasas.

Cómo se utilizan los hipoglucemiantes orales.

Los hipoglucemiantes orales son prescritos principalmente para estimular la secreción de insulina del páncreas. También tienen la función de actuar sobre las células de distintas formas. Una de ellas consiste en disminuir la resistencia de las células a la insulina y permitir que el cuerpo utilice con mayor eficacia la que él mismo produce. Otra consiste en aumentar la sensibilidad de los receptores de la insulina que se encuentran en las células, lo que hace posible que el cuerpo funcione eficazmente con escasas cantidades de insulina. Los hipoglucemiantes orales también impiden que el hígado segregue excesiva glucosa en la corriente sanguínea, lo que puede ocasionar hiperglucemia.

Clases de hipoglucemiantes orales.

Existen tres clases de agentes orales para regular la diabetes: sulfonilureas, biguanidas e inhibidores alfaglucósidos. Todos estos fármacos, salvo los de una de las clases, se pueden utilizar únicamente en diabéticos de tipo 11. La única excepción, los inhibidores alfaglucósidos (acarbosa) pueden tomarlos los diabéticos de tipo I además de la insulina, pero no como sustitutos.

domingo, 11 de mayo de 2014

Elegir un fármaco para la diabetes

¿Cómo decidir cuál es el fármaco oral que le resultará más adecuado? Usted y su médico llegarán a una conclusión basándose en su estado de salud y en su estilo de vida. Así, si presenta problemas renales, la tolbutamida podría ser el fármaco a elegir.

Elegir un fármaco para la diabetes.


No obstante, si tomar medicamentos tres veces al día no se adapta a su estilo de vida, será preciso que elija otro fármaco. Si tiene problemas de obesidad, la metformina podría ser más indicada, ya que es menos probable que provoque aumento de peso que una sulfonilurea.

fármaco para la diabetes


Dosificación y efectos secundarios de los fármacos.

Por lo general, se prescribe una sola clase de hipoglucemiantes orales en cada ocasión. De manera excepcional, sin embargo, podría ser que tomase la dosis máxima recomendada y que, a pesar de ello, no lograse regular la glucemia. Antes de cambiar de fármaco, su médico puede decidir combinar dos medicamentos diferentes. Una terapia combinada puede consistir en una sulfonilurea más una metformina, una sulfonilurea más acarbosa, o cualquier píldora para la diabetes más insulina.

Habitualmente, los hipoglucemiantes orales se toman antes o en las comidas. Si se olvida de tomarlas, no doble la dosis cuando llegue el momento previsto para tomar la próxima píldora, ni modifique el horario de ingesta del medicamento.

Limítese a tomar la dosis normal a la hora prevista para la siguiente píldora.

El efecto secundario más común de los hipoglucemiantes orales es la hipoglucemia. Y es más probable que ésta tenga lugar si toma una sulfonilurea que una metformina. Cuando empiece a tomar hipoglucemiantes orales, será preciso que controle continuamente sus niveles de glucosa en sangre y se esmere en coordinar las comidas, el ejercicio y el horario de ingesta de las píldoras.

Mantenga informado a su equipo de seguimiento sobre cualquier problema que pueda surgir con su medicación. Otros efectos secundarios de los hipoglucemiantes orales son la pérdida de apetito, las erupciones cutáneas, los picores y los trastornos gástricos e intestinales. Por otra parte, si toma otros medicamentos o bebe alcohol, podrían presentarse reacciones nocivas. Informe a su médico acerca de todas las drogas que ingiere, incluyendo las que no le han recetado y el alcohol.

Entre los tipos de fármacos que se sabe que provocan reacciones nocivas si se toman con hipoglucemiantes orales se encuentran ciertos diuréticos, píldoras anticonceptivas, complementos de estrógenos y corticosteroides. Incluso el ácido acetilsalicílico, si se toma en grandes cantidades, puede ejercer una influencia negativa en la acción de las sulfonilureas.

Como vemos no sólo basta con cuidar el tipo de insulina sino que hay que tener una serie de precauciones a la hora de elegir un fármaco para la diabetes.

viernes, 2 de mayo de 2014

Tipos de insulina

Antes de que la insulina se extrajera por primera vez, en 1921, del páncreas de animales y se inyectase en animales con diabetes, la mayoría de las personas con diabetes de tipo I morían, y los que tenían diabetes de tipo II soportaban importantes limitaciones. Pero, a poco menos de un año de estos experimentos con insulina, dirigidos por el doctor Charles Best y Frederick Banting, la insulina animal estaba siendo administrada a los seres humanos.

Tipos de insulina


Hoy en día, la insulina se produce de dos formas. El tipo menos utilizado se extrae todavía del páncreas de los cerdos y las vacas. Pero este tipo de insulina puede ocasionar reacciones alérgicas en algunas personas. La versión más popular es producida en los laboratorios por bacterias que están programa das, gracias a la ingeniería genética, para fabricar insulina humana sintética. Toda la insulina se debe administrar con inyecciones o través de una bomba, no por vía oral, porque es una proteína y sería destruida por los ácidos del estómago si se ingiriese.

A la hora de recibir un tratamiento para la diabetes, nuestro mñedico deberá elegir el tipo de insulina más adecuado a nuestra enfermedad.

Tipos de insulina.

Hay casi treinta tipos de insulina, que se pueden clasificar en tres grandes categorías: de acción prolongada o rápida (regular), de acción intermedia y de acción lenta. La insulina actúa ayudando a la glucosa a atravesar las paredes celulares para que pueda ser utilizada como energía. Todas las insulinas exógenas (aquellas que se introducen en el cuerpo, opuestas a las insulinas endógenas, que son producidas de forma natural por el cuerpo) difieren en la velocidad con la que empiezan a actuar, en cuánto tardan en alcanzar el máximo de actividad en el cuerpo, y durante cuánto tiempo seguirán actuando.

Esta amplia selección permite mezclar y ajustar los tipos según necesidades específicas. Algunos tipos de insulina se pueden adquirir ya mezclados, por ejemplo, una de acción rápida y otra de acción intermedia. La ventaja de esta mezcla es que proporciona a su cuerpo la insulina que necesita de inmediato y también otra, que empezará a actuar cuando la primera se haya acabado. Esto elimina la necesidad de una segunda inyección.

martes, 1 de abril de 2014

Realización del régimen

Comprende la elección de alimentos, formas de preparación y formas de distribución que el médico o el dietista efectúan una vez establecida la cantidad de calorías, proteínas, vitaminas, etc., determinadas en la «pres­cripción del régimen», mediante una fórmula: la fórmula sintética.

La elección de los alimentos en los diabéticos debe hacerse teniendo en cuenta el carácter permanente del régimen. De allí que no sea una lista de comida fríamente entregada por el médico, sino toda una política de alimentación a encarar. En ella deben contemplarse todas las facetas de la psicología y las distintas modalidades de la vida profesional y social del paciente.

El diabético debe compartir la mesa y comer las mismas preparaciones que su familia, salvo que tenga que seguir una dieta especial por un síndrome concomitante (régimen insuficiente, hipopro- teico, hiposódico, etc.).

El dietista, con el conocimiento que tiene de las variaciones dietéticas, con mayor tiempo disponible para discutir con el enfermo y sus familiares todos los detalles prácticos del régimen, es un elemento técnico muy valioso. Es tan importante esta función que, cuando no sea posible contar con ella el médico deberá suplirla, dedicando una consulta especial no menor de media hora de duración.

Durante la misma deberá llenar las funciones de información y motivación que tiene el dietista. Cuando el enfermo es un hombre, es indispensable que sea acompañado por lapersona responsable de la preparación de la comida.

El dietista desempeña también una función importante cuando el enfermo consulte respecto de su dieta en caso de viajes, campamentos, cambio de horarios de trabajo, concurrencia a actos sociales, etcétera.